Hoy en día la topografía se ha convertido en una de las herramientas fundamentales para el registro arqueológico, especialmente en excavaciones. El trabajo del topógrafo permite conocer las cotas a las que se encuentran los restos, así como la disposición espacial de las estructuras documentadas. Por tanto se trata de un requisito imprescindible para el desarrollo de buena parte de los trabajos de campo arqueológicos. Tradicionalmente las labores de topografía las desarrollaban los mismos arqueólogos, mientras que en la actualidad suele contarse con técnicos especialistas en la materia.